Oswaldo Rodríguez, ilustre artista guamoteño, nos compartió su historia marcada por la pasión, el arte y el amor profundo por la música nacional ecuatoriana. Nacido en 1961 en el barrio San Juan de Guamote, Oswaldo descubrió su vocación artística desde temprana edad. “Desde niño sentía ese bichito que no se va nunca… la música me acompañó desde que tengo memoria”, nos dice con una mezcla de nostalgia y orgullo. Su formación escolar comenzó en la escuela Joaquín Chiriboga y continuó hasta el segundo curso en el Colegio Velasco Ibarra, donde ya destacaba por su talento para la declamación y el canto.
Con apenas 10 años, junto a su primo Iván, se presentó en el festival de música de Guamote. A los 14, como muchos jóvenes de la época, emigró a Quito en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, su identidad y su amor por Guamote siempre fueron parte de su equipaje. «Siempre ponía el nombre de Guamote en primer lugar», afirma con firmeza.
El arte como herencia y destino
Oswaldo recuerda con especial cariño la influencia de su madre, quien lo impulsó a cantar en el coro de la iglesia. También rememora al profesor Obregón, un colombiano que enseñaba música en diversas escuelas rurales, y quien detectó su talento vocal desde el segundo grado.
Así comenzó una trayectoria artística que lo llevó a presentarse en eventos importantes como el festival de Palmira y el prestigioso escenario de la plaza de toros Raúl Dávalos en Riobamba, donde obtuvo el segundo lugar representando a su escuela. Más tarde, en la ciudad de Quito, tuvo la oportunidad de participar en el famoso programa radial “Cante Usted Si Puede” de Radio Tarqui, clasificando entre los finalistas, aunque sin el respaldo técnico ni asesoramiento profesional.
Una grabación frustrada, un sueño postergado
Uno de los momentos más duros de su juventud fue cuando, con tan solo 9 años, estuvo a punto de grabar su primer disco. La oportunidad se desvaneció por prejuicios y barreras económicas: “Nos dijeron que no grababan con artistas desconocidos y menos si eran niños de provincia… eso fue traumante”, recuerda con tristeza.
Sin embargo, el tiempo le dio revancha. Años después, con sus propios medios, logró grabar su primer CD, cuidando que su voz fuera la protagonista sin alteraciones digitales. En este álbum, titulado «Carnaval de Guamote Remix», Oswaldo rinde homenaje a la música nacional, con pasillos, sanjuanitos, bombas y boleros. Su próximo sueño: grabar temas inéditos escritos por su primo, el Dr. Roberto Rodríguez, dedicados a Guamote.
La defensa de la música con alma
Durante su testimonio, Oswaldo expresó su preocupación por la pérdida del gusto por la música nacional entre los jóvenes actuales. Critica que muchas producciones modernas prioricen el ritmo sobre el contenido: “Hoy muchos artistas no necesitan ni voz ni poesía. Solo una pista y buena edición. Pero la música verdadera nace del alma”.
También hizo un llamado a medios de comunicación, instituciones educativas y al Estado para que fomenten la enseñanza de la música nacional en escuelas y colegios, como se hacía antes. “La música es alimento para el alma, como el ejercicio lo es para el cuerpo”, afirma convencido.
Una voz auténtica
Fiel a sus principios, Oswaldo defiende el canto en vivo como una muestra genuina del talento. “Un verdadero artista canta en vivo, sin playback. Hay que respetar al público”.
Oswaldo Rodríguez es más que un cantante: es un custodio de la identidad cultural guamoteña. A través de su voz, mantiene vivas las raíces musicales de un pueblo que resiste al olvido, que canta con el alma, y que a través de artistas como él, sigue sonando fuerte más allá del tiempo.