El último talabartero de Guamote es Ángel Avendaño, un maestro artesano de la región de los Andes centrales de Ecuador. La talabartería es una antigua tradición en la que se fabrican productos de cuero como arreos, correas, bolsas, monturas para caballos, usando herramientas y técnicas manuales.
Antes de los 60 la población guamoteña no contaba con vehículos, por tanto, se transportaban en caballos a diferentes lugares. En la actualidad, ha disminuido esta forma de transportarse, sin embargo, en algunas comunidades del cantón aún optan por usar zamarro y montarse en caballos. Por eso, para Ángel Avendaño su trabajo de talabartero en su local denominado «El Rodeo» no termina.
Ángel Avendaño proviene de la comunidad de San Antonio de Chacaza Alto, su pasión por la talabartería inició cuando era niño al ver a su abuelito realizar varios implementos para los chagras. Gracias a su anhelo de aprender sobre la talabartería fue a capacitarse en Riobamba. Es así como un 20 de octubre de 1984 comenzó a ejercer su emprendimiento cuando tenía 18 años, la primera artesanía que hizo con sus manos fueron unas carteritas o monederos pequeños, que vendió casi al instante, comento Ángel.
Se considera que Ángel Avendaño es el último talabartero de Guamote, porque es el único que presta estos servicios, por eso hace un llamado a la población guamoteña y aledaña a aprender de este bello arte “digo a los jóvenes que vengan a acompañarme y que aprendan este oficio, porque nada es fácil en la vida” enfatizó Ángel.
Durante estos 39 años de emprendimiento ha trabajado con su familia, sin embargo, no solo ha realizado zamarros, monturas, monederos, cabrestos, correas y todos los implementos que necesita un chagra, sino que también ha sido un maestro, porque, ha enseñado a varios jóvenes de este arte. Por eso, Ángel Avendaño anhela que no se pierda el legado de la talabartería, aunque en la actualidad las personas optan por vehículos. Pero, Ángel comenta que tiene varios clientes que acuden desde distintos lugares como; Cañar, Cuenca, Loja, Machachi, Mocha, Ambato, Cayambe por sus servicios.
El trabajo de Ángel Avendaño como talabartero es una importante contribución a la cultura de nuestro cantón. Su trabajo refleja la tradición y el orgullo de una región que se esfuerza por preservar sus raíces y tradiciones. A través de su trabajo, Ángel Avendaño ha demostrado que la cultura local y el talento artesanal aún pueden tener un lugar en el mundo, al tiempo que pueden generar una importante fuente de ingresos y romper las brechas de las constantes aseveraciones que Guamote es un cantón pobre. Nuestro personaje nos enseña que, con perseverancia, motivación y esfuerzo, podemos salir adelante; en el mismo cantón, en el mismo pueblo.